El corregimiento de Atánquez en el municipio de Valledupar, parte del resguardo indígena Kankuamo, es hogar de una tradición centenaria conocida como Los Diablitos de Corpus Christi.
Durante la fiesta católica del Corpus Christi, celebrada 60 días después del Domingo de Resurrección, en Atánquez se lleva a cabo un colorido desfile que simboliza la eterna lucha entre el bien y el mal.
Tres grupos de personajes - los negros y negras, los diablitos y las cucambas acompañan la procesión con el Santísimo, bailando en una pugna en la que las cucambas, que representan pájaros encargados de avisarle a Dios de la presencia de los diablos, marchan cerca de la custodia, protegiendo la Eucaristía de cualquier irrespeto.
Los diablitos, vestidos con trajes rojos y con un cuero de oveja lleno de espejos en la espalda, danzan de espaldas al Santísimo.
Al final de la procesión se consolida el triunfo del bien sobre el mal: las cucambas entran a la iglesia acompañando al sacerdote mientras que los diablos se quedan en el atrio, para finalmente postrarse en reverencia a la Eucaristía.
La celebración de Corpus Christi en Atánquez es una perfecta muestra del mestizaje triétnico de la región, combinando elementos de las tradiciones medievales españolas, los ritos del solsticio de verano de los kankuamos y la cultura palenquera.
Es una oportunidad para acercarse a la apropiación popular de las fiestas religiosas y para disfrutar de la unión comunitaria de un pueblo que busca recuperarse de un pasado de violencia.